LA CIUDAD SIN LUZ, de Juan Manuel de Prada. Puntuación: 3/5

Otra de mis lecturas del verano, y en este caso fue un regalo, ha sido La ciudad sin luz, primera parte de la novela Mil ojos esconde la noche, del escritor, crítico literario y cinematográfico y articulista Juan Manuel de Prada. Una ambiciosa novela en dos entregas que abarca los cuatro años de la dominación alemana sobre Francia durante la II Guerra Mundial.

Había leído hace años otras dos novelas de este escritor, La tempestad y El séptimo velo -esta última, que ganó el Premio Biblioteca Breve de 2007 y estaba ambientada en el mismo conflicto bélico, me gustó muchísimo-. Pero ahora como entonces, la lectura de este escritor me produce sentimientos encontrados.

Estamos ante una novela histórica muy trabajada y magníficamente documentada sobre la situación de los artistas, pintores y escritores, que habían huido del régimen franquista y se encontraban malviviendo en el exilio en París en 1940. Una novela en la que de Prada, como siempre, muestra un enorme dominio del lenguaje y del vocabulario –en este sentido me recuerda mucho a Almudena Grandes, aunque sean escritores en polos ideológicos opuestos-, pero que, en mi opinión, pasa de la erudición a la pedantería sin que sea posible leer sus páginas sin un diccionario a mano, pues abusa del uso de recursos literarios y de términos arcaicos, en desuso o propios de América latina –en esto a quien viene a parecerse es al actual Pérez Reverte-.

Su protagonista, Fernando Navales, un falangista que trabaja en la sede parisina, ya aparecía en la novela Las máscaras del héroe y volverá a hacerlo en la segunda entrega que llevará por título Cárcel de tinieblas. Pero según la nota final del libro, el autor pretende también escribir la historia de España con él como personaje durante los años de la guerra civil y continuarla hasta llegar a la década de los 60.

Navales, un escritor fracasado, amargado y cínico es captado por Pedro Urraca, el agregado policial de la embajada de España en París para atraer a la redes de Falange a los artistas republicanos que deambulaban en la miseria por las calles de París, para enfrentarlos a un dilema moral entre sus principios y el hambre.

Con esta intención, el protagonista, un hombre carente de escrúpulos y movido por el resentimiento, nos va a ir presentando a una multitud de personajes, la mayoría reales, hasta tal punto que al lector puede resultarle agotador y repetitivo. Así por sus páginas desfilarán personajes como Serrano Suñer, Gregorio Marañón, Picasso, González Ruano, Sebastián Gash o Mateo Hernández –el escultor de La bañista, para la que posó la escritora Ana María Martínez Sagui, de quien Juan Manuel de Prada ha escrito una extensa biografía titulada El derecho a soñar- y otras mujeres como la bailarina Ana de Pombo o la actriz María Casares,

Junto a ellos, Félix Lequerica, que dirige la embajada española, obligado a trasladarse a Vichy, sede del gobierno francés cuando el mariscal Petain firma el armisticio; Federico Velilla, jefe de Navales en la sede la Falange española, y su segundo, Luis Felipe Solms, por el que Navales siente una profunda aversión.

En definitiva, una obra ambiciosa que refleja muy bien la complejidad del alma humana, pero muy extensa y, por ello,  creo que no es apta para cualquier lector, pues aún restan otras 800 páginas. Pero, seguro, yo seré de las que en cuanto se publique la segunda parte, optaré por adquirir un ejemplar.

Comentarios

  1. Interesante reseña. Hay términos y situaciones que describes que no entiendo por desconer parte de la historia de España.

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  2. Te comprendo. No te recomienda su lectura

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