EL ESPLENDOR, de Agustín Martínez. Puntación: 4/5
Con ‘El esplendor’ finalizo
la obra completa en solitario del escritor y guionista murciano Agustín
Martínez, del que ya os he reseñado Monteperdido
–que es la que más me ha
gustado- y La mala hierba.
De nuevo estamos ante una
novela negra, de corte psicológico, pero con cierta dosis de novela histórica,
lo que la hace muy atractiva. Sus personajes principales son una pareja de
buscavidas que viven en Madrid: Rebeca, una joven dedicada a buscar personas fallecidas
sin testamento con el objetivo de localizar a sus familiares y ayudarlos a conseguir la herencia
a cambio de una comisión del treinta por ciento. Y, por otro lado, César, que
trabaja en el hotel Rosewood Villa Magna como guía de lujo que satisface los
caprichos de los clientes de clase alta.
Un día César encuentra a
Rebeca en el salón de su casa en estado catatónico, con dos costillas rotas y
con síntomas de violación, mientras estaba investigando el caso de Juan Vendrell
y su esposa Meredith en Oristà, un pueblo de Barcelona.
César descubre que la
investigación la ha llevado a la isla de Guernsey, en el canal de la Mancha, y
hasta allí viaja buscando respuestas.
Es en las islas del Canal,
especialmente en Alderney, es donde va a transcurrir el resto de la novela,
conocidas por el lector como paraísos fiscales, pero que durante la Segunda
Mundial se convirtieron en campos de concentración nazis y, por esta razón, aún
hoy abundan en ellas fortalezas, castillos, búnkeres y torres de vigilancia.
Esta es la razón por la que he
dicho que la novela tiene cierta dosis de novela histórica, pues el autor nos
cuenta que allí Hitler quiso levantar el llamado Muro Atlántico, como defensa frente a las costas francesas, siendo
conocida la isla de Alderney como Adolf
Island.
He leído en alguna
entrevista hecha al autor que la novela está basada en hechos reales, concretamente
en la historia de Vicente Gasulla, un español que estuvo preso en los campos de
concentración que hubo en las islas, al mando de oficiales nazis como List,
Klebeck y Otto Hogëlow (este último con un papel destacado en la novela).
El libro está dividido en
tres partes. La primera narrada desde la perspectiva de César; la segunda,
dedicada a Rebeca; y la última, donde la tensión de la trama aumenta
notablemente, dedica a la maldad del ser humano, cuando la moral y la ética
desaparecen, muy al estilo de Carmen Mola.
Tocará al lector ir
descubriendo qué es Die Pracht y qué
ocurre en Fort Citadelle, antigua vivienda de los nazis de la SS, actualmente hogar
de Virginia, la única hija de Juan Vendrell.
En resumen, una historia
oscura, inquietante y turbia, donde la perversión, el lujo y la lujuria se dan
la mano. Porque esta vez no estamos ante una novela trepidante y a contrarreloj,
sino ante una novela reflexiva sobre la identidad del ser humano, cuando la
ambición desmedida lleva a la pérdida de toda moral y a la degradación más
absoluta.
Como apunte final, interesantes las fotos de época que el autor intercala a lo largo de sus poco más de 400 páginas.
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