EL HIJO DEL PADRE, de Víctor del Arbol Puntuación 5/5
Espléndida la última novela de Víctor del Arbol, ‘El hijo del padre’, en la misma línea de ‘La tristeza del sumarai’ y ‘Un millón de gotas’. Una novela desgarradora en la que nos relata la historia de una saga familiar, la de los Martín, cuyos hombres están marcados por el virus de la infelicidad y la autodestrucción.
La primera imagen que me viene
a la cabeza al terminar su lectura es la de una tela de araña, porque no solo
el lector queda atrapado sin remedio en sus páginas, sino que también la
multitud de personajes que habitan esta historia están atrapados porque son
prisioneros de su pasado y de su destino.
¿Por qué Diego Martín, un
profesor universitario de éxito, asesinó a Martín Pearce, el enfermero de su
hermana Liria en la clínica psiquiátrica El bosque de las Cenizas, de dos tiros
en la cabeza después de torturarlo durante tres días?, es la pregunta con la
que nos encontramos en las notas manuscritas por Diego, nuestro protagonista
principal, en la Unidad de Evaluación Psiquiátrica en la que está ingresado a
la espera de juicio por tan terrible asesinato.
Así arranca esta novela, que
para nada es una novela policiaca, porque es también el relato de la historia
de España desde 1936 hasta 2010, de la mano de los tres varones de la familia
Martín: el abuelo Simón, su hijo o también padre de Diego (hasta la última
línea del libro no se conoce su nombre) y Diego.
La historia, situada en un
pueblo de Extremadura, está narrada con continuos saltos temporales, hacia
adelante y hacia atrás, y de esta forma conoceremos el enfrentamiento entre la
familia Martín y la familia Patriota, las penurias de Simón en Rusia enrolado
en la División Azul durante la II Guerra Mundial, o la de su hijo con las
tropas de la Legión en el Sahára y su traslado posterior a las chabolas de
Torrebaro en Barcelona, reflejo del éxodo continuo de la población rural a los
barrios marginales y periféricos de las grandes ciudades en los años 50.
Y es, por último, una novela
tremendamente psicológica donde todos los personajes están definidos con gran
finura para que el lector sea capaz de vivir con ellos sus sentimientos de
frustración, derrota, arrepentimiento, rencor y soledad.
A modo de escueto resumen,
Diego, casado con una mujer bella y rica, Rebeca, y con una hija de seis años,
recibe un día la llamada de su hermano Octavio para informarle de que su padre
ha fallecido en la Casa Grande de la que marchó hacía veinte años, cuando aún
era un adolescente. Su padre fue un emigrado a Barcelona al que tocó el gordo
de la lotería y volvío al pueblo para comprar la Casa donde habían servido y
sido explotados por los Patriota muchos de los miembros de su familia.
En el cementerio conoce a
Teresa, la compañera de su padre de sus últimos años, que le entrega un sobre
de parte de su padre y en el notario se entera por el testamento de que es el
heredero de la Casa Grande. Pero Diego no desea esta herencia que le recuerda a
su infancia y que le acerca a su padre, un hombre al que no desea parecerse.
Para terminar me gustaría
deciros que en esta novela son también muy relevantes los personajes femeninos,
como la abuela Alma y, sobre todo, su hermana Liria, el verdadero amor de
Diego, una mujer con un largo historial de ingresos y altas en centros
psiquiátricos y de abusos sexuales.
La verdad es que la novela me
ha impactado y os pasará igual a todos los que la leáis, porque está muy bien
escrita y porque la historia, de la que solo os he pincelado unas breves líneas
porque es imposible condensar todo lo que ella se cuenta, a pesar de su
crudeza, no es más que el reflejo de la realidad y de la vida.
La leí hace unos meses y desde entonces no puedo dejar de recomendarla. Una lectura dura sin duda, pero a la que merece la pena acercarse.
ResponderEliminarPero es como una tercera parte de las anteriores y yo la segunda y no la he leído. Lo haré en breve
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