ROSAS MUERTAS, de Arnaldur Indridason Puntuación 4/5
¿Os gusta la novela negra
nórdica? A mí me encanta leer a autores como Henning Mankell, Arnaldur Indridason,
Mari Jungstedt, Jo Nesbo, Camilla Lackberg o Stieg Larsson y libro de ellos que
cae en mis manos lo devoro.
Hoy os traigo ‘Rosas muertas’
de Arnaldur Indridason, recientemente publicada en España, después de haberse
ya traducido todas las obras que componen su llamada Serie negra o Serie de
Erlendur Sveinsson, más dos precuelas. Pero lo curioso es que ‘Rosas muertas’
es la segunda en el tiempo, escrita por el autor en 1998. Por eso, quienes
sigáis –como yo- esta serie policíaca vais a descubrir detalles de la vida de
sus personajes que se van desarrollando a lo largo de todos los libros escritos
y que, sin embargo, aún desconoíamos. Por ejemplo, es durante la investigación
llevada a cabo en el caso de ‘Rosas muertas’ donde Sigurdur Óli conoce a su
novia, Bergthóra, pues ella es la principal testigo del asesinato con el que
arranca la novela.
Para situarnos y para quienes
aún no hayan leído a Arnaldur Indridason, sus libros se sitúan en Reikiavik
(Islandia) y tienen como protagonista a Erlendur, un inspector de la policía
judicial cincuentón, atormentado por el pasado y por la desaparición de su
hermano durante una tormenta de nieve en su infancia, divorciado al poco de
nacer sus dos hijos y con un divorcio tan traumático a sus espaldas que su hija
Eva Lind es drogadicta y prostituta, y su hijo Sindri Snaer es alcohólico, pero
que, al mismo tiempo, es el policía con más experiencia y más sagacidad en toda
Islandia. Y junto a él su equipo: Sigurdur Óli y Elínborg.
‘Rosas muertas’ arranca con
la aparición del cadáver de una joven desconocida y desnuda en un cementerio a
los pies de la tumba de Jón Sigurdsson, histórico héroe de la independencia
islandesa. Tras una trabajosa investigación la policía descubre que el cadáver
corresponde a una prostituta y drogadicta llamada Birta y de la mano de su vida
el autor nos adentrará en el submundo de la delincuencia, el narcotráfico, el
tráfico de influencias y, sobre todo, en la trama urdida para despoblar el
mundo rural y pesquero de los fiordos islandeses para el beneficio y provecho
personal de los constructores de la gran ciudad, Reikiavik.
Como en todas sus novelas
Indridason nos describe su país natal, con unas condiciones climáticas muy
adversas, un país de oscuridad y frío durante muchos meses del año, lo que
indudablemente afecta al carácter de su gentes, pero también un país de una
belleza salvaje y un auténtico tesoro de la naturaleza.
Para terminar, como siempre,
os recomiendo su lectura, especialmente si os gusta la novela negra, pero, si
me lo permitís, empezaría la serie desde el principio, pues aunque cada libro
puede leerse como un caso policial independiente, se pierden muchos detalles
cuando no se hace en orden.
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