EL MISTERIOSO CASO DEL IMPOSTOR DEL TITANIC Puntuación: 4/5
A lo largo de mi vida he leído varias novelas de Carmen Posadas, la última que reseñé fue una novela histórica La leyenda de la peregrina. Ahora, después de varios años me he decidido por su último libro ‘El misterioso caso del impostor del Titanic’, una novela de detectives que me ha parecido más entretenida que la anterior.
Tomando como base el
hundimiento del Titanic el 14 de abril de 1912, la autora construye una trama singular,
porque pone al frente de la investigación a un personaje real, la escritora
Emilia Pardo Bazán, una mujer adelantada a su tiempo y amante de Benito Pérez
Galdós. De este modo ficción e historia real se mezclan de manera armónica.
La novela arranca ese año,
cuando doña Purificación Castellana de Peñasco tiene el presentimiento de que a
su hijo Víctor y a su nuera Pepita, a los que creía en París en su luna de
miel, les ha pasado algo en altamar. Pero en realidad la historia se desarrolla
diez años después de tan trágico suceso, cuando Emilia se propone escribir para
el ABC unos artículos sobre la vida de los siete supervivientes españoles del
Titanic y sus traumáticas experiencias.
Al no conseguir material
suficiente para estos artículos, la información es utilizada por su amigo
Ignacio Selva, un joven que abandonó la notaría de su padre para convertirse en
aprendiz de escritor, y publica en La
Tribuna su primer artículo llamado Siete
vidas después de la muerte.
Pero Selva es al mismo
tiempo el protagonista de una novela de Pardo Bazán, La gota de sangre (primera novela de detectives escrita por una
mujer en España), lo mismo que ocurre
con otro personaje, el inspector Cordelero. De modo que, utilizando palabras de
la propia Carmen Posadas, la literatura
es tan poderosa que logra convertir en realidad lo que no es más que ficción.
El artículo de Selva en el
periódico llega a oídos de Amalia Olmedo, una rica dama de Avilés cuyo hermano,
Armando Olmedo, desapareció en el hundimiento del Titanic y ahora acaba de
reaparecer. Por este motivo contrata a Emilia y a Selva para que se encarguen
de investigar si se trata de un impostor o realmente es quien dice ser.
Con este propósito los dos
investigadores se trasladan a la Casa de
los tres torreones donde se producen varias muertes sospechosas y salen a
la luz antiguos secretos familiares y viejas historias de venganza, al tiempo
que intentan descubrir la verdadera identidad del presunto impostor.
La autora nos explica que en
el aquel hundimiento muchos cadáveres desaparecieron para siempre y por esta
razón las familias compraban alguno que no hubiera sido reclamado por nadie
para evitar el engorro burocrático que suponía cuatro lustros para reclamar los
bienes del difunto y para contraer nuevo matrimonio. Esta fue la opción
adoptada por doña Amalia y su nuera Eva López del Vallado, por lo que cabía que
el reaparecido fuera realmente Armando Olmedo.
La novela retrata bien la
sociedad de principios del siglo XX, en la que la mujer lucha por el derecho al
voto y existe aún una profunda diferenciación de clases. Así se pone de
manifiesto en el hundimiento del Titanic en el que murieron 523 pasajeros de
tercera frente a los 123 de primera, porque los oficiales del buque les
impidieron el acceso a las lanchas salvavidas. Pero también en el elenco de
personajes que pueblan la novela. Frente a las damas de alta alcurnia, doña
Amelia, su hija ciega Laura, su nuera Eva o doña Purificación, aparecen bien retratadas
Piedad, el ama de llaves, Plácido, el jardinero e hijo de Piedad y Covadonga,
la doncella.
Por último, añadir que el
libro se estructura en nueve partes, cada una de ellas bajo el título de uno de
sus personajes y termina con un epílogo en el que la autora desvela algunos de
los flecos de la historia así como el germen de la misma. Posadas se basa en la
vida de un comerciante de Avilés, don Servando Ovies, gerente de una próspera
empresa de tejidos fundada en La Habana.
Como curiosidad os cuento
que doña Amalia es denominada en el libro una viuda blanca, es decir, una mujer
abandonada por su marido lo que la condenaba al ostracismo y a la soledad pues
no puede volver a contraer matrimonio -y eso que el amor también es un
importante ingrediente de esta novela-. El término viuda blanca fue acuñado en el siglo XIX por otra conocida
escritora gallega, Rosalía de Castro. No en vano, al ser la protagonista
también de esa tierra el libro viene salpicado de numerosas expresiones
gallegas.
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