MALASANGRE, de Helena Tur Puntuación 3/5
En esta ocasión os traigo la
reseña de un libro de Helena Tur, ‘Malasangre’, de cuya autora no había leído
nada antes, ni siquiera cuando bajo el pseudónimo de Jane Kelder, escribe
novela romántica.
Se trata de un thriller
histórico, situado a mediados del siglo XIX y
que la autora se encarga perfectamente de ambientar en las primeras
páginas del libro con varias referencias al reinado de Isabel II, a las guerras
carlistas, a los políticos de la época –Espartero, Narváez y O’donnell- y,
finalmente, a la proclamación de la Constitución de 1845, que pretendió dar respuesta, durante la
llamada ‘década moderada’, a problemas como el de los carlistas, la situación
de la Iglesia que había perdido gran parte de su patrimonio y su influencia o
los problemas políticos.
Pero inmediatamente el libro
pasa a ser esencialmente un thriller, con ciertos tintes de romanticismo, sobre
todo al final. Es la historia de Henar, una joven de 18 años, huérfana, criada
en un hospicio que, tras perder el trabajo de dama de compañía a la muerte de
su señora, se traslada a la comarca del Bierzo para trabajar en una granja de
abejas, sustituyendo a una compañera de orfanato que tristemente ha fallecido
durante el viaje a la granja, donde vive una extraña pareja –el Sr. Hurtado y
su mujer Baia-.
A partir de esta muerte, que
ya se descubre no natural, se suceden en el libro otros asesinatos de niñas que
van a constituir el eje central de la trama y cuyo final no os voy a desvelar.
Me gustaría destacar algunas
cosas que me han llamado especialmente la atención de este libro. Una de ellas
es los primeros avances que se hacen en esa época en el campo de la asistencia
a personas sordomudas, pues una de las protagonistas, junto a Henar, es una
niña sorda llamada Lúa, con la que va a compartir, además de su afecto, el duro
desenlace de la novela.
Por otro lado, la
ambientación en la comarca del Bierzo, con especial atención a una zona
conocida como ‘Las Médulas’, antigua explotación minera romana considerada la
mayor mina de oro a cielo abierto, que la autora recrea con detalle.
También es curioso que los
diálogos de Baia se suceden permanentemente en gallego y, sin embargo, son
perfectamente comprensibles y no entorpecen para nada la lectura de la novela.
Más bien al contrario, sirven para situar mejor a los personajes en su
contexto.
Y por último, el título del
libro con el que la autora juega magistralmente al despiste pues es el
sobrenombre con el que se conoce a la familia del personaje masculino que roba
el corazón a Henar, Juan, y cuya historia de amor no ha terminado de
convencerme pues él no es capaz de superar las secuelas de su tormentoso pasado
y, aún así, nos priva de conocer cuáles son los verdaderos orígenes de Henar.
En resumen, una novela
entretenida de leer, a la que solo pondría una pega y es el permanente ambiente
opresivo en el que se desarrolla la misma, de modo que termina agotando no solo
a la protagonista sino al lector, al que no se da tregua.
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