EL ALBATROS NEGRO, de María Oruña. Puntuación: 5/5
Os recomiendo otra excelente novela, ‘El albatros negro’, el último libro de la escritora gallega María Oruña, independiente de la saga ambientada en Cantabria con la que alcanzó la fama, Puerto escondido, pero con la misma estructura y género de todas sus obras.
Ya os había reseñado su
novela El bosque escondido, y como
entonces, otra vez se mezclan con maestría los géneros policíaco, histórico y
de aventuras, entrelazando el presente con el pasado para tener al lector
enganchado hasta sus últimas páginas.
Estamos ante una historia
muy náutica, donde el mar, los tesoros ocultos y los barcos forman parte
esencial del paisaje y la conservación de patrimonio arqueológico constituye un
pilar esencial.
La novela se estructura en
dos tramas, una en la actualidad, de corte policial, y la otra en principios
del siglo XVIII, durante la batalla de Rande en la ría de Vigo, en la que se
enfrentaron las coaliciones angloholandesa e hispanofrancesa, durante el
transcurso de la Guerra de Sucesión que se desencadenó con la subida al trono
de Felipe V, de la dinastía borbónica, a la muerte de Carlos II sin herederos.
En palabras de la propia
autora, la batalla de Rande, en 1702, fue un acontecimiento bélico a nivel internacional
que supuso un punto de inflexión en la Guerra de Sucesión española. Entre otros
países, Inglaterra y Holanda llegaron a la ría de Vigo para pelear con franceses
y españoles, y llevarse el cargamento más rico e imponente que jamás había transportado
la Flota de Indias. En ella murieron miles de personas, y, cuando acabó la
guerra, el Imperio español comenzó a desmembrarse.
La historia comienza cuando
Lucía Pascal, de 90 años de edad, una historiadora naval que se encontraba tras
la pista de un tesoro que llevaba siglos perdido en el fondo del mar y formaba
parte del galeón Nuestra Señora de los
Remedios y San Francisco Javier, aparece muerta en su casa de A Calzoa.
Pietro Rivas, subinspector
de policía y Nico Somoza, oficial de la Unidad de delincuencia especializada y
violenta de la policía judicial de Vigo, bajo el mando del inspector Meneiro,
serán los encargados de dirigir la investigación. Junto a ellos, Nagore Freire, inspectora de la brigada de
patrimonio de la policía y Raquel Sanger, jefa de patología forense del
Instituto de medicina legal de Vigo, completan el equipo policial.
Porque, por otro lado,
también tenemos dentro de la investigación a los Goonies, un trío de aficionados a la arqueología–Linda Rosales,
historiadora del CSIC; Metodio Pini, un contable aficionado al buceo; y Miguel
Carbonell, un arqueólogo submarino ya retirado-.
Como antagonistas y malos de
la película, como no podía ser de otro modo, tenemos a dos cazatesoros que
actúan al margen de la ley con el objetivo de expoliar nuestro patrimonio arqueológico:
Eloy Miraflores, un traficante internacional de arte y James Grosvenor, un
multimillonario, dueño del impresionante barco White Heron, atracado en la ría de Vigo.
Todos ellos comienzan una
carrera contrarreloj en un intento por descubrir qué datos había encontrado
Lucía Pascal, dejando a su paso un reguero de cadáveres. Se trata de un
misterio que hunde sus raíces en 1702, y que tiene como protagonistas a Miranda
de Quiroga, una mujer noble apasionada de la naturaleza y especialmente de la
vida de los insectos; a Rodrigo Rivera, oficial de la Armada; y a Gonzalo de la
Serna, un monje convertido en corsario.
Como nos cuenta la autora en
sus páginas finales, se trata de tres personajes inspirados en personas reales:
Maria Sibylla Merian (Alemania, 1647-1717), considerada una de las primeras y
más extraordinarias entomólogas de la historia; Pedro Fernández de Bobadilla
(Jaén, 1486-1522), que fue ordenado sacerdote con catorce años; y el asturiano
Pedro Menéndez de Avilés (1519- 1574), que fue capitán general de la Flota de
Indias.
Reconozco que de igual forma
que en El bosque escondido la parte
histórica de la novela me ha atrapado más que la policial, seguramente porque
sea mi género preferido. Pero, en todo caso, es quizás la mejor novela de la
autora y ambas partes están perfectamente imbricadas y cuentan con una
excelente ambientación, fruto de la exhaustiva labor de documentación hecha por
la autora.
Dejo para el final una
curiosidad de esta entretenida novela: la existencia de la llamada Biblia Malévola, de 1639, un extraño
ejemplar que omitía la palabra “no”
en el séptimo mandamiento, de forma que quedaba “cometerás adulterio”. Se imprimieron mil copias del texto y al
descubrirse el error, los impresores fueron convocados por el rey Carlos I y
llevados a la Corte para ser amonestados por el escandaloso error tipográfico.
Se les impuso una multa de 300 libras esterlinas durante años y la mayoría de
los ejemplares fueron destruidos.
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