LA BAILARINA DE AUSCHWITZ, de Edith Eger Puntuación: 3/5

Sabéis que me gusta mucho la novela histórica y, especialmente, las basadas en la II Guerra Mundial. Esa fue la principal razón por la que elegí mi última lectura, ‘La bailarina de Auschwitz’, de la escritora húngara Edith Eger, además de por las buenas críticas que había leído sobre ella.

Sin embargo, tengo que deciros que no me ha gustado porque más que una novela es un tratado de psicología y un libro de autoayuda, con lo cual el título puede inducir a confusión. En algún sitio he leído que el título original de la novela era ‘La elección’, el cual, seguramente, resultaría menos atractivo, pero es fiel reflejo del contenido de este libro.

Porque estamos ante una novela autobiográfica, escrita en primera persona, de una superviviente del holocausto nazi cuyo objetivo es transmitir al lector que, cuando ocultamos nuestros secretos y nuestra historia, estos se convierten en un trauma, en una verdadera prisión y, por ello, la libertad reside en aceptar lo sucedido y armarnos de valor para desmantelar esa cárcel.

El libro se divide en cuatro partes, cuyos títulos os resultarán bastante elocuentes: la prisión, la huida, la libertad y la curación. Durante las dos primeras, la autora nos cuenta que era la menor de tres hermanas –Magda y Klara-  criadas en el seno de una familia de etnia húngara y de religión judía en Kassa, ciudad con una de las comunidades judías más grande de Europa, en Checoslovaquia, anexionada por Hungría en 1938.

La familia completa, a excepción de Klara, es arrestada una noche y trasladada al campo de concentración de Auschwitz, donde Edie entra en contacto con el doctor Josef Mengele que le salvará la vida al bailar ‘El Danubio azul’,

Meses después, en 1944, Edie y Magda son trasladadas a Mauthausen donde permanecerán hasta su rescate por los americanos. Pero la vuelta a casa y el reencuentro con su hermana Klara le va a enfrentar a la necesidad de huir de los comunistas hacia Estados Unidos para comenzar una nueva vida en la que conocer a otro superviviente del holocausto, Viktor Frankl y su obra ‘El hombre en busca de sentido’, supondrán el motor de su historia personal de sanación y lograr un doctorado en Psicología Clínica.

Se produce en este momento un giro total en la novela que se transforma en un libro de autoayuda, plagado de reflexiones, la mayoría fruto de su trabajo con los pacientes de su consulta. Esta parte me ha resultado muy reiterativa y, aunque entiendo que su lectura puede hacer mucho bien a lectores que estén atravesando malos momentos, a mí me ha resultado bastante cansina.

Hay que tener en cuenta que la autora ha escrito sobre su vida ya casi nonagenaria y, para ello ha tenido que recorrer un largo camino de superación. Y aquí, quizás, radica el principal atractivo de la novela y su carácter novedoso, porque estamos acostumbrados a leer sobre el horror en los campos de concentración, pero no sobre el profundo trauma que arrastran quienes consiguieron sobrevivir a tanto sufrimiento.

A modo de conclusión, Edith Eger sobrevivió gracias al consejo de su madre: nadie puede quitarte lo que pongas en tu mente. Por tanto, consiguió sobrevivir gracias a su mundo interior, a pesar del hambre, la tortura y la muerte y, sin embargo, su mundo interior se convirtió durante muchos años en Estados Unidos en el lugar donde vivían todos sus demonios. Por eso perdonarse a sí misma gracias a la experiencia con sus pacientes le permitió descubrir la importancia de la elección de la actitud personal que en cada momento tomemos ante las circunstancias de la vida, porque no podemos decidir tener una vida sin dolor, pero si decidir ser libres.

Como curiosidad contaros que la autora es una de las pocas supervivientes que aún vive y que a lo largo de su carrera se especializó en pacientes con trastorno por estrés postraumático, asesorando a las fuerzas armadas estadounidenses y tratando a veteranos de las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán.

Comentarios

  1. Ciertamente no es una novela en eso estoy de acuerdo contigo. Me gustó mucho por lo valiente que fué, y por lo que hizo después de la guerra. Su lucha personal de superación.

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