EL CUCO DE CRISTAL, de Javier Castillo Puntuación: 5/5
Me ha encantado la última novela de Javier Castillo, ‘El cuco de cristal’, un thriller que he leído de un tirón en apenas dos días.
Ya había leído ‘Todo lo que sucedió con Miranda Huff’, ‘La chica de
nieve’ y ‘El juego de alma’, estos dos últimos protagonizados por la periodista
Miren Triggs. ‘El cuco de cristal’ es, sin embargo, una historia independiente
y, aunque, Triggs aparece de nuevo, solo lo hace tangencialmente como la autora
de un artículo periodístico, en un guiño del autor a sus anteriores novelas.
Como es habitual en muchos libros, Castillo emplea dos líneas temporales
que va imbricando mediante capítulos cortos a través de los que revela la dosis
justa de información para conseguir atrapar el interés del lector hasta las
páginas finales.
La primera transcurre en 2017 donde conocemos a Cora Merlo, una chica de
25 años que ha cumplido su sueño al ser admitida en el departamento de
oncología radiactiva del hospital Monte Sinaí de Nueva York, cuando
repentinamente sufre un fallo cardíaco que la pone en la lista de espera para
un trasplante urgente de corazón.
Cuando al fin llega un donante, se despierta en ella el interés por
conocer su vida y para ello se apunta, contra la voluntad de su madre, en el
registro de receptores de órganos con la esperanza de que la familia contacte
con ella.
Lo que Cora no sabe es que ha recibido un corazón lleno de secretos, el
de Charles Finley, fallecido en un accidente de coche en la primera página de
la novela. Y este va a ser el hilo conductor de la historia, el viaje de Cora a
Steelville –Misuri- donde residía Charles, para descubrir un misterio que arranca en 1998 y abarca varias décadas,
dejando un reguero de muerte y dolor.
Allí conoceremos a Margaret, la madre de Charles, que es la que se pone
en contacto con Cora y la invita a Steelville; Edwin, el padre, un sargento de
la policía atormentado por un incendio ocurrido hacía años que le cambió la
vida para siempre; y Jack, su hermano, que ha seguido la profesión de su padre.
Junto a ellos, Randall Boyle, compañero de comisaría de Edwin; Gavin Crane y su
hija Mara; y Charlotte Marks y su hija Alicia.
La ambientación de la novela, por tanto, es rural, propia de un pequeño
pueblo americano, rodeado de inmensos bosques, donde aparentemente nunca
transcurre nada, pero en realidad se esconden terribles secretos y desaparecen
demasiadas personas, lo que llevará al lector a construir su propio puzle,
inclinándose por uno u otro de los pocos personajes que protagonizan la novela
a medida que la historia avanza.
Como curiosidad señalo que el título del libro viene explicado por el
autor al inicio del mismo y, en cierto modo, me ha inducido a error en la
construcción de mi puzle personal: el cuco es una animal que pone sus huevos en
los nidos de otras especies, confiando que estas críen a sus pollos “y ahora el cuco crece bajo la calidez de
una madre que lo abraza ignorante, incapaz de comprender el impacto de aquella
semilla oscura plantada semanas antes mientras buscaba alimento…. Y ahora la
cría que más protege, la única que recibe todo su amor, es aquella que jugó con
la mentira y la avaricia para destruir todo lo que creó”. Este instinto
animal acompañará al lector a lo largo de las páginas, en las que la naturaleza
y, especialmente, los pájaros, tienen un papel destacado.
Y para despedirme, una frase preciosa del autor que me ha gustado mucho,
al margen de las pequeñas citas que utiliza para encabezar todos los capítulos
del libro: “amar es cuidar sin esperar ser cuidado y sin miedo a ser herido”.
No sé si con esta reseña os habré convencido de leer esta novela, pero os
aseguro que es sumamente entretenida. Imagino que sabéis, además, que tras el
éxito de ‘La chica de nieve’, la unión entre Netflix y Javier Castillo continúa
sumando proyectos y hoy la compañía ha anunciado que llevará también a la
pantalla ‘El juego del alma’ y ‘El cuco de cristal’.
Hasta la próxima.
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