LA NENA, de Carmen Mola Puntuación 5/5
Llegó el último de la trilogía de Carmen Mola, ‘La Nena’, que he devorado en un par de días. Casi me alegro de haber acabado con los tres porque estaba tan atrapada en esta lectura que estos días no he hecho otra cosa que leer.
‘La Nena’, igual que los que
le preceden en la serie –‘La novia gitana’ y ‘La red púrpura’- es un thriller
adictivo al máximo, aunque en mi opinión en esta última entrega estamos
bordeando la frontera con la literatura de terror.
Nos encontramos de nuevo a
los integrantes de la Brigada de Análisis de Casos de la Policía Nacional, al
frente de la cual, tras los últimos sucesos acontecidos en su vida, ya no está
la inspectora Elena Blanco, sino su compañera Chesca, además de Orduño, el
forense Buendía, la ‘abuela’ hacker Mariajo y Angel Zárate. Y junto a ellos una
nueva incorporación, Reyes Rentero, la sobrina fluid gender del comisario Rentero.
La historia comienza con la
desaparición de la subinspectora Chesca la noche de fin del año chino, el año
del cerdo, y este detalle es importante porque Carmen Mola no deja nada al azar
y en la novela, aunque os parezca imposible, los cerdos –sí, los animales de ese
nombre- tienen un especial protagonismo.
Con su desaparición la
inspectora Elena Blanco se incorpora de nuevo a la Brígada para ayudar a sus
compañeros en la investigación y búsqueda de Chesca, que en este caso es la
protagonista indiscutible de la novela, aunque la misma lleve el nombre de otro
personaje, la Nena. Ya veréis que durante toda la lectura os iréis preguntando
pero ¿quién es realmente Chesca? ¿Cómo es posible que después de haber leído
dos libros con ella como personaje no sepamos absolutamente nada de su pasado?
Un pasado que va a ser el hilo conductor de toda la novela y que nos va a
llevar a todos a la casa de los horrores.
En esta última entrega la
autora nos enfrenta a una verdadera carnicería. Hay escenas auténticamente
truculentas, con mucha dosis de
crueldad, y solo gracias a que el ritmo de acción es frenético no da tiempo a
recrearse en los detalles pues de otro modo muchos lectores no seríamos capaces
de digerir determinados capítulos. ¿Volveréis a comer albóndigas sin acordaros
de Reyes y Orduño en el bar Zarco de la plaza de Santa Leonor?
No os cuento más de la trama
porque sois vosotros los que la vais a vivir si os decidís a terminar la
trilogía. Ya os comenté en las anteriores reseñas que estos tres libros hay que
leerlos por su orden, ya que sus historias están muy conectadas. Solo deciros
que como se dice en sus páginas ‘nadie regresa indemne del infierno’ y, por
supuesto, los lectores tampoco salimos indemnes tras la lectura de estas tres
novelas.
No sé si al final Carmen
Mola continuará la serie o habrá cerrado con ‘La Nena’ la trilogía. Ojalá lo
hiciera porque ella ha sido todo un descubrimiento para mí, pero también tengo
claro que es momento de cambiar el rumbo de mis lecturas porque, de otro modo,
acabaré con pesadillas. Lo que esta autora tiene en la cabeza no es solo capacidad
para contar historias, sino también una imaginación
oscura y cruel. Casi comprendo que prefiera escribir bajo pseudónimo, pues si
como se supone es un personaje público, la imagen que tenemos de ella (o de él)
cambiaría completamente nuestros esquemas.
Por último un apunte más. Varias
veces aparecen a lo largo de la novela referencias a los ‘Rohingyas’ y a
‘Myanmar’. Se refiere al casi millón de personas que se concentraba
mayoritariamente en Myammar. En 2017, la violencia empujó al agitado mar de la
Bahía de Bengala a esta minoría musulmana no reconocida como ciudadanos dentro
de un estado budista, a
bordo de barcos de pescadores, tras noches escondidos en la selva, en un duro
viaje de cinco horas hasta Bangladesh. Llegaban empapados, hambrientos,
exhaustos. Entre ellos, miles de niños y recién nacidos que antes de tener siquiera
un nombre habrán sufrido más de lo que muchos sufren a lo largo de la vida.
Y lo he traído como final de
mi reseña porque si en los libros anteriores Carmen Mola retrató los barrios
marginales de Madrid, cargados de los desheredados de la sociedad y llenos de
delincuencia y drogadicción, en este caso nos pone ante los ojos el drama de
los refugiados en el mundo y la importancia de la asistencia humanitaria.
Es importante no perder de
vista estos toques de atención porque solo así puede entenderse que lo que la
autora cuenta en sus novelas es ficción, pero que la crueldad humana existe en
este, nuestro mundo.
Feliz año 2021 a todos y
espero que os haya gustado la reseña, aunque salió un poco más larga de lo
habitual.
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